Medios y fines
Aristóteles pensaba la naturaleza
de manera finalista teolológica. Esto quiere decir que para él, absolutamente
todo lo que hay en el mundo natural sucede porque los cuerpos se mueven
buscando su “lugar natural” (ideal) que siempre es mayor que el estado
anterior. Por lo tanto en la naturaleza
siempre todo va a tender a autosuperarse y mejorarse. La teolología se aplica también
al hombre y las acciones que realiza.
Todo lo que el hombre hace lo
hace porque considera que está bien hacerlo (sino no lo haría). Pero hay bienes
que son sólo medios para lograr otros, por ejemplo laburar paseando perros nos
sirve para tener plata y poder pegar faso el fin de semana; otros bienes en
cambio son “fines” en sí mismos como la diversión que nos otorga el fasito
durante una maratón de Family Guy. Aplicando la lógica teolologística (que
siempre todo tiende hacia un nivel superior) podemos presumir que existe un
bien último, supremo, al cual se dirigen TODAS las acciones del hombre. Si
habláramos solamente del hombre macho podríamos decir que ese fin es “ponerla”
pero no, Aristóteles iba más allá y abarcaba a toda la humanidad y de manera un
poco (un poquito nomás) más seria.
Este bien supremo va a poseer dos
características: en primer lugar tiene que ser un final, algo que deseemos por
sí mismo y no por otra cosa. En segundo lugar tiene que bastarse a sí mismo
(autárquico) osea no necesitar nada más para funcionar para que no tengamos que
depender de ninguna otra cosa. Para Aristóteles este bien supremo es nada más
ni nada menos que la FELICIDAD.
Floja respuesta Aristóteles, ¡obvio
que todo el mundo va a querer ser feliz! Pero el problema surge cuando definís
cómo se alcanza esta felicidad porque para todos es algo distinto. Había 3
teorías que decían dónde se encuentra la felicidad: en el placer, en los
honores y en las riquezas. Las 3 estan equivocadas.
La felicidad no se puede
encontrar en los placeres porque, en primer lugar el placer es algo que
compartimos con los animales y si nuestra vida fuera puro placer estaríamos
viviendo como animales (aunque veo cómo se rasca mi gato todo el día y la
verdad que no es mala vida). Además de esto tampoco es posible porque siempre
vamos a estar atados al objeto de placer, ya sea un chocolate Milka, un fasito
colombiano o una prostituta de oro sólido.
Tampoco se va a encontrar la
felicidad en los honores porque la fama depende pura y exclusivamente de la
imagen que generamos en los demás y ya dijimos que la verdadera felicidad no
podía depender de nada ni nadie.
Por último las riquezas no son
válidas porque no son un fin sino un medio, uno no quiere tener plata para
tener plata sino para poder comprarse cosas como las que dijimos en el punto de
los placeres.
Con el Turco me compraba 2 paquetes de Whiskas por $1
Virtudes éticas y dianoéticas
Para Aristóteles, entonces, la
felicidad sólo puede encontrarse en la VIRTUD, entendida como la excelencia en
algo. Por ejemplo Messi es virtuoso en el fútbol, Regina Spektor es virtuosa
cantando y Caruso Lombardi es virtuoso vendiendo humo pero lo que debemos
buscar es QUÉ es eso que tiene el hombre que lo diferencia como especie, que se
comparte entre todos y que puede alcanzar un grado de virtuosidad para hacernos
felices.
Esto último es la razón, lo que
nos diferencia de los animales es nuestra habilidad de pensar (a veces),
nuestra alma racional. La otra alma, que es común a todos los seres vivos, es
la sensitiva. Esta otra alma irracional es la que genera los deseos y va a ser
la razón la encargada de contenerlos. A partir de acá existen 2 tipos de
virtudes: las de la razón en sí misma (dianoéticas) y las de la razón aplicada
a la facultad de desear (virtudes éticas).
La virtud ética, Aristóteles la
va a encontrar en el hombre prudente, que es aquel que logra encontrar el justo
medio entre lo racional y lo irracional, entre el defecto y el exceso. Luego va a dar 3 características: en primer
lugar el acto, para ser juzgado como bueno, tiene que ser obrado con total
libertad (de nuevo nadie puede obligarnos a hacer nada). En segundo lugar la
virtud es cuestión de práctica, no sirve que hagamos algo bueno una vez,
tenemos que ser buenos siempre. Por último, como habíamos dicho, el hábito de
elección debe estar siempre en el justo medio. No tenemos que ser ratones ni
derrochadores, sino generosos. No ser cagones ni prepotentes, sino valientes.
Este justo medio no es igual para
todos y va a depender siempre del contexto de cada persona. Por ejemplo no le
podemos exigir a una persona que nos de algo para comer si su propia familia
vive en la miseria.
Por más que sea una miseria digna
Las virtudes dianoéticas atañen
al conocimiento y son el arte, la prudencia, la ciencia, la intuición, el
intelecto y la sabiduría. Habíamos dicho que la razón es lo que nos distingue
de los animales, por lo tanto Aristóteles va a determinar que la verdadera
felicidad se encuentra en la actividad contemplativa, porque no necesitamos
nada más que a nosotros mismos para pensar y alcanzar el grado de comprensión
total del universo puede ser un fin último. De esta forma el filósofo es el que
lleva la vida más feliz de todos los hombres (ningún boludo Aristóteles, fija
que así levantaba en los bares de Grecia). Sin embargo admite que ningún hombre
puede vivir una vida pura y exclusivamente contemplativa (siempre van a existir
otras necesidades físicas y deseos) por lo que la vida puramente teórica queda
exclusiva para un ser superior y tan sólo es un ideal para el hombre.
Muchas gracias capo
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